El emprendimiento no solo debe ser una herramienta eficaz para políticas de empleo en períodos de ciclos económicos negativos, sino un motor de desarrollo sostenible de Chile.
Chile hoy exhibe un record, que muchos otros países mirarían con envidia: Una exigua tasa de desempleo que llega sólo al 6%.
Al respecto y siguiendo las cifras oficiales de los últimos 6 años, sin duda aparecen antecedentes erráticos o al menos que no tienen una explicación simple y otros en extremo interesantes en perspectiva de analizar la acción de Fosis, particularmente por la gran gestión realizada en los últimos años, destinada a impulsar la creación de emprendimientos, la que ha sido un eje estructurante de la intervención como una forma de crear empleo y dar solución sostenible a la pobreza e indigencia
Constatemos algunos elementos de base para las aseveraciones que haremos al final de este artículo: que, en los últimos seis años se han creado un millón de puestos de trabajo, que en ese mismo período la incorporación de las mujeres al mercado laboral ha significado un incremento del 22,9%.
Agreguemos, por su parte, que si analizamos el mismo período por categoría ocupacional veremos la fluctuación en la representación en el mercado de trabajo del microemprendimiento, reflejado en que así como el año 2018 el trabajo por cuenta propia representó la mayor parte de los empleos generados en el periodo (82%), luego el 2019, se disminuyó a un 8,4%.
En la misma línea de aportar antecedentes, interesente resulta analizar el reporte anual del Babson College de Boston, relativo a tasa de actividad emprendedora, que junto con reforzar el dato de la disminución de la participación de las mujeres en la creación de emprendimiento el último año, la mantención de la brecha de participación entre hombre y mujeres favoreciendo ampliamente a los primeros, nos muestra a países como Perú (ocupa el lugar 1 en el ranking) y a otros tres de la región en mejores posiciones que nuestro país, que alcanza la ubicación 14ª entre 40 países (Colombia en el 5ª lugar, Brasil en el 10ª y Uruguay en el 12ª ).
Al respecto, los guarismos precedentes sirven para sostener la idea tradicional de la microeconomía en cuanto a que estos tipos de actividades (cuenta propia) se desarrollan mayormente en épocas de crisis debido a la falta de trabajo dependiente, como una estrategia paliativa del desempleo y que el factor o ciclo de aliento – desaliento sigue operando invariablemente para analizar el comportamiento de las mujeres en el trabajo.
Mucho hay de ello sin duda, pero también cabe plantearnos – independiente de los esfuerzos normativos realizados – el hecho de que nos falta mucho por hacer en cuanto a generar herramientas y apoyo al emprendimiento, de modo que permita la sostenibilidad de las actividades incipientes durante un mayor período de tiempo, apuntando a su consolidación y evitar el cierre prematuro de los negocios.
Diversos estudios indican que los negocios en fases iniciales requieren para consolidarse al menos de seis años de apoyo. Sabemos que gran número de ellos, queda en el camino, aún con soportes y respaldos, como por ejemplo: Banco Estado, con creditos para pequeñas y grandes empresas y con la tarjeta de débito cuenta RUT, donde los clientes pueden realizar transferencias y revisar saldo cuenta rut en línea y de otras instituciones de la Red de Fomento, pero podemos mejorar y disminuir el fracaso y la aversión al riesgo si mejoramos el encadenamiento de los instrumentos de los distintos servicios que operamos en el circuito, si mejoramos el acceso y la calidad de la información, si trabajamos en los factores no económico- financiero del desarrollo de los emprendimientos: como la educación y cultura para el ser emprendedor /a , la capacitación en trabajo de y en redes, la autoestima, capacidad de comunicación efectiva y el apresto laboral.
Lo anterior, es particularmente válido para los grupos y personas con las que nuestra institución trabaja. Mujeres y hombres, cerca de 30.000 que año a año esperan la oportunidad del Estado para que con su esfuerzo logren estabilizar sus vidas económicamente o sacarlos del desempleo.
Finalmente, los buenos negocios no son sólo capital y empeño, sino ante todo, desarrollo de ideas, sueños y proyectos virtuosos que se plasman en el «hacer» y que logran conectarse con los intereses y necesidades de los otros.
Así el emprendimiento no solo será una herramienta eficaz para políticas de empleo en periodos de ciclos económicos negativos sino un motor de desarrollo sostenible de Chile.